Un gran Estado es como un cauce muy hondo (hacia el que todos los ríos fluyen). Es el valle del mundo y lo femenino del mundo. Lo femenino sujeta a lo masculino por la pasividad, que es el modo de ocupar el lugar inferior.
Así, un gran Estado se humilla ante uno pequeño con el fin de someterlo, y uno pequeño se humilla ante uno grande con el fin de conquistarlo para él. Luego unos se humillan con el fin de ser más poderosos, y otros con el fin de ser más extensos. El deseo de un gran Estado es gobernar sobre el mayor número de hombres, y el de uno pequeño, ser más útil.
Y así, al considerar que ambos pueden obtener sus deseos, el más grande es el que debería humillarse.
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