A un gran odio debe corresponderse con amor.
De otro modo, aunque el odio cese, siempre dejará huella.
¿Puede terminar esto felizmente?
Por ello el Sabio prefiere el lado izquierdo en un acuerdo, y no le preocupa lo que hagan los demás.
El virtuoso acude al acuerdo;
El rencoroso al exceso de acción.
¨El Tao del cielo no tiene preferencias:
Se mantiene siempre del lado del que obra bien.¨
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