Las palabras tienen un origen; los hechos, una ley.
Mis palabras son fáciles de comprender y fáciles de seguir,
Y, sin embargo, nadie las comprende y nadie las practica.
Es la sabiduría la que impide al hombre acercarse a mi.
Son pocos los que me siguen, porque estoy más allá de toda alabanza.
Por ello el Sabio se cubre con una tela tosca, pero guarda joyas en su seno.
Conoce su valor, pero no lo ostenta.
Se ama a sí mismo, pero no se tiene en alta estima.
Rechaza lo último y se ciñe a lo primero.
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